El Pastel #BanaDevocional
Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva. Filipenses 1:6
Una joven, ya de regreso a su casa, le contaba a su mamá el mal día había tenido: no le fue bien en su examen de matemáticas, su novio decidió terminar con ella y para colmo de males, su mejor amiga se fue de viaje a otra ciudad.
En ese momento lo único que hizo su mamá fue abrazarla y llevarla a la cocina, porque sabía qué de esa manera podía dibujar en su rostro al menos una sonrisa. Ella pensó en prepararle un sabroso pastel.
Una vez separados los utensilios e ingredientes que usaría, los colocó en la mesa y le preguntó a su hija ¿quieres un pedazo de pastel? ¡Claro Mamá!, sabes que me encanta el pastel, está bien, respondió la madre.
¿Quieres beber un poco de ese aceite que está en la cocina? Asustada la hija respondió ¿Cómo dices? ¡Jamás!
¿Y te gustaría comer un huevo crudo? No, mamá.
¿O quizás quieras probar un poquito de harina de trigo o bicarbonato de sodio? ¡No mamá, eso es horrible, me terminaría enfermando!
La madre respondió:
Es verdad, todas estas cosas están crudas, por lo tanto son feas si uno las come en forma separada, pero cuando las colocamos juntas, en su justa medida, ellas hacen un delicioso pastel.
Dios trabaja de forma similar, cuando Él permite que todas las cosas se den en un orden correcto, siempre será para hacer una obra perfecta en nuestra vida.
Si hoy has recibido una mala noticia que de pronto ha alterado tu diario vivir, por favor no te desesperes. No hay de qué preocuparse, Dios sólo tiene propósitos buenos para ti, nunca para mal, porque nuestro fin será bueno si permanecemos bajo la cobertura de Dios.
Las circunstancias de la vida son sólo eso, circunstancias que no son duraderas, pasan pero antes de que se vayan, buscan que aprendamos algo de ellas. Todo tiene un propósito, incluso los momentos más dolorosos, pues Dios los transforma en algo maravilloso.
Una joven, ya de regreso a su casa, le contaba a su mamá el mal día había tenido: no le fue bien en su examen de matemáticas, su novio decidió terminar con ella y para colmo de males, su mejor amiga se fue de viaje a otra ciudad.
En ese momento lo único que hizo su mamá fue abrazarla y llevarla a la cocina, porque sabía qué de esa manera podía dibujar en su rostro al menos una sonrisa. Ella pensó en prepararle un sabroso pastel.
Una vez separados los utensilios e ingredientes que usaría, los colocó en la mesa y le preguntó a su hija ¿quieres un pedazo de pastel? ¡Claro Mamá!, sabes que me encanta el pastel, está bien, respondió la madre.
¿Quieres beber un poco de ese aceite que está en la cocina? Asustada la hija respondió ¿Cómo dices? ¡Jamás!
¿Y te gustaría comer un huevo crudo? No, mamá.
¿O quizás quieras probar un poquito de harina de trigo o bicarbonato de sodio? ¡No mamá, eso es horrible, me terminaría enfermando!
La madre respondió:
Es verdad, todas estas cosas están crudas, por lo tanto son feas si uno las come en forma separada, pero cuando las colocamos juntas, en su justa medida, ellas hacen un delicioso pastel.
Dios trabaja de forma similar, cuando Él permite que todas las cosas se den en un orden correcto, siempre será para hacer una obra perfecta en nuestra vida.
Si hoy has recibido una mala noticia que de pronto ha alterado tu diario vivir, por favor no te desesperes. No hay de qué preocuparse, Dios sólo tiene propósitos buenos para ti, nunca para mal, porque nuestro fin será bueno si permanecemos bajo la cobertura de Dios.
Las circunstancias de la vida son sólo eso, circunstancias que no son duraderas, pasan pero antes de que se vayan, buscan que aprendamos algo de ellas. Todo tiene un propósito, incluso los momentos más dolorosos, pues Dios los transforma en algo maravilloso.
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