Amor Al Hermano #BanaDevocional
Leer. 1 Juan 3:10-18
De camino a una reunión de jóvenes meditaba en cuantos asistían a la iglesia pero ya no lo están haciendo y me puse analizar las causas, dentro de ellas se encontraban varios factores, hay algunos quienes decidieron asistir a otra iglesia, otros se dedicaron a la obra misionera, otros tienen un ministerio que involucra mucho tiempo, pero existen varios casos de personas que dejan de asistir a la iglesia por problemas espirituales, de diferentes categorías para nosotros, pero problemas que para la persona afectada son grandes y con el paso del tiempo se vuelven peores y mas difíciles de manejar.
Estos son por los que más debemos preocuparnos, hermanos que tienen conocimiento de la palabra y de los mandatos de Dios, pero han decidido llevar sus vidas sin Dios, por diferentes razones, justificadas por ellos pero injustificables delante de nuestro Dios justo. Nosotros como hermanos debemos ser ese sostén del hermano caído porque es nuestro hermano y porque nosotros mismos podríamos estar así o peor.
El amor al hermano debe ser práctico, debemos demostrar con palabras y hechos que les amamos y que nos importan, que nos hace falta su presencia, que se les estima, si es necesario podemos invitarlos a comer o darles algún regalo y después debe haber una platica sincera entre ambos hermanos, para formar el vinculo para luego así hablarle con peso de la palabra de Dios, es importante introducirlo al tema pero si se puede hacer de forma sutil, la persona va a quedar con un buen recuerdo que puede abrir una brecha para invitarlo a las reuniones en la iglesia, pero primero esa persona debe sentir nuestro apoyo y nuestro animo de andar por el camino que nuestro Dios nos trazó.
Es bueno recordar que lo que va a cambiar sus corazones, no son nuestras palabras sino la voz de Dios a través del Espíritu Santo quien va a corregir sus vidas, pero nosotros debemos acudir en amor unos con otros por como Dios a través de Cristo nos enseñó a amar a nuestros amigos y enemigos, podemos ser personas que rescaten las vidas de muchos, pero debemos con confianza predicar la palabra que se nos ha dado con valor y mucha firmeza.
De camino a una reunión de jóvenes meditaba en cuantos asistían a la iglesia pero ya no lo están haciendo y me puse analizar las causas, dentro de ellas se encontraban varios factores, hay algunos quienes decidieron asistir a otra iglesia, otros se dedicaron a la obra misionera, otros tienen un ministerio que involucra mucho tiempo, pero existen varios casos de personas que dejan de asistir a la iglesia por problemas espirituales, de diferentes categorías para nosotros, pero problemas que para la persona afectada son grandes y con el paso del tiempo se vuelven peores y mas difíciles de manejar.
Estos son por los que más debemos preocuparnos, hermanos que tienen conocimiento de la palabra y de los mandatos de Dios, pero han decidido llevar sus vidas sin Dios, por diferentes razones, justificadas por ellos pero injustificables delante de nuestro Dios justo. Nosotros como hermanos debemos ser ese sostén del hermano caído porque es nuestro hermano y porque nosotros mismos podríamos estar así o peor.
El amor al hermano debe ser práctico, debemos demostrar con palabras y hechos que les amamos y que nos importan, que nos hace falta su presencia, que se les estima, si es necesario podemos invitarlos a comer o darles algún regalo y después debe haber una platica sincera entre ambos hermanos, para formar el vinculo para luego así hablarle con peso de la palabra de Dios, es importante introducirlo al tema pero si se puede hacer de forma sutil, la persona va a quedar con un buen recuerdo que puede abrir una brecha para invitarlo a las reuniones en la iglesia, pero primero esa persona debe sentir nuestro apoyo y nuestro animo de andar por el camino que nuestro Dios nos trazó.
Es bueno recordar que lo que va a cambiar sus corazones, no son nuestras palabras sino la voz de Dios a través del Espíritu Santo quien va a corregir sus vidas, pero nosotros debemos acudir en amor unos con otros por como Dios a través de Cristo nos enseñó a amar a nuestros amigos y enemigos, podemos ser personas que rescaten las vidas de muchos, pero debemos con confianza predicar la palabra que se nos ha dado con valor y mucha firmeza.
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