martes, 12 de enero de 2016

Isaías 49:1-7 #BanaDevocional

Escúchenme, todos ustedes en tierras lejanas; presten atención, ustedes que están muy lejos. El Señor me llamó desde antes que naciera; desde el seno de mi madre me llamó por mi nombre. Hizo que mis palabras de juicio fueran tan filosas como una espada. Me ha escondido bajo la sombra de su mano. Soy como una Saeta afilada en su aljaba.

Él me dijo: «Israel, tú eres mi siervo y me traerás gloria».

Yo respondí: «¡Pero mi labor parece tan inútil! He gastado mis fuerzas en vano, y sin ningún propósito. No obstante, lo dejo todo en manos del Señor; confiaré en que Dios me recompense».

Y ahora habla el Señor, el que me formó en el seno de mi madre para que fuera su siervo, el que me encomendó que le trajera a Israel de regreso. El Señor me ha honrado y mi Dios me ha dado fuerzas.

Él dice: «Harás algo más que devolverme al pueblo de Israel. Yo te haré luz para los gentiles, y llevarás mi salvación a los confines de la tierra».

El Señor, el Redentor y Santo de Israel, le dice al que es despreciado y rechazado por las naciones, al que es el siervo de los gobernantes: «Los reyes se pondrán en posición de firmes cuando tú pases. Los príncipes se inclinarán hasta el suelo por causa del Señor, el fiel, el Santo de Israel, que te ha escogido».

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