"Transformado" En Mi Salud Relacional (día 30)
"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia". Mateo 5:7 RVC
¡Gracias a Dios por su misericordia! Definitivamente la necesitamos en nuestro quebrantamiento y pecado. Nos ha mostrado misericordia en la cruz al tomar Él mismo el castigo que merecíamos nosotros. El Espíritu Santo continúa derramando su entrega misericordiosa en nuestras vidas. Tal como una cascada sin fin, "Su compasión jamán se agota; cada mañana se renuevan sus bondades" (Lamentaciones 3:22-23 NVI).
Dios nos invita a sumergirnos profundamente en su desbordante misericordia. Nos llama a volver a esa fuente día a día para que podamos estar íntimamente en contacto con su misericordia. Como personas que conocemos personalmente la misericordia de Dios, debemos ser personas misericordiosas. Como quienes han sido bendecidos con la misericordia de Dios, debemos bendecir a otros con la misma gracia, paciencia y cuidado que hemos recibido de Él. No hemos sido llamados para repartir juicio o darles a las personas lo que se merecen, sino ser clementes y misericordiosos.
¿Quieres ser una persona de misericordia? Si te sumerges profundamente en la fuente de misericordia de Dios entonces la misericordia de Dios se desbordará en tu vida. Si estás atento de cuanto necesitas la misericordia de Dios, tu corazón será sensible a la necesidad de recibir misericordia de otros. La misericordia de Jesús hacía los pecadores y los marginados socialmente, fue la demostración radical del amor de Dios en la cultura de su tiempo. Actualmente es tan poderosa -como inesperada- en nuestra cultura de juicio y egocentrismo. Al extender misericordia, gracia, compasión y perdón a los olvidados, marginados y rechazados, acercaremos las personas a la misericordia de Jesús.
PARA MEDITAR: ¿Qué escuchaste?, ¿Qué piensas?, ¿Qué vas a hacer? Ahora habla con Dios…
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