"Transformado" En Mi Salud Física (día 14)
Estoy completamente seguro de que la mayoría de nosotros hemos tratado de iniciar una dieta de vez en cuando y hemos fracasado tremendamente. El primer día nos va muy bien hasta la hora del almuerzo. Entonces, empezamos a dudar, porque el cerebro está dando argumentos convincentes para dejar la dieta y seguir el impulso del buen apetito.
"¡Estás trabajando muy duro! Tienes que comer para mantenerte con fuerzas!"
"¡Mira que deliciosa comida! Alguien se esforzó mucho en hacerla. ¡No podernos ofenderlos! ¡Come!"
"¡Te mereces un buen trato! La gente no se da cuenta de lo mucho que haces. ¡La vida es muy breve!"
Es fácil rendirse en la vida. Y es más fácil darnos una buena razón para claudicar.
Nos iniciamos en la vida cristiana con las mejores intenciones. Decimos, "Puedo hacerlo". Ese es el primer error. El versículo anterior me dice que es Dios quien está trabajando en mí. Así que... deja que ¡Dios obre en nuestro osotros!
Luego, nos lanzamos a la vida cristiana con un fervor inhumano. "¡Puedo hacer esto si yo me esfuerzo lo suficiente!" No, no, te equivocas otra vez. Nuestra confianza debe venir de saber que es Dios quien está poniendo todo el esfuerzo. Así que pon toda tu fe en Él.
Entonces, nos decimos, "Voy a hacerlo... Voy a hacerlo..." Muy pronto, estaremos atrás donde empezamos y preguntándonos qué salió mal. Bueno, nos olvidamos de que es Dios quien completará la vida, de tal manera que algún día estarás de pie victoriosamente ante su trono. Así que... dale el control de tu vida a Dios hoy mismo.
PARA MEDITAR: ¿Qué escuchaste?, ¿Qué piensas?, ¿Qué vas a hacer? Ahora habla con Dios…
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